DE PUENTE VIESGO A ARREDONDO

El país pasiego, un territorio distinto.
Dicen algunos que los pasiegos son gente distinta, huidiza y habituada al silencio y a la soledad. Tal vez sea cierto, pero no lo es menos que el enorme e insospechado encanto de esta comarca tiene mucho que ver con el carácter de sus habitantes. Situados entre los cauces de los ríos Pas, Pisueña y Miera, los abundantes y verdes prados del país pasiego acogen al visitante con todo su colorido y le invitan a descubrir un mundo distinto. Allí encontrará un modo de vida casi olvidado, hermosas montañas cubiertas de hierba fresca y destacados monumentos civiles y religiosos, pero también los típicos sobaos y quesadas, exquisitos dulces que se elaboran artesanalmente.
La comunidad de Cantabria reúne, a pesar de su limitada extensión, numerosos y variados lugares de enorme interés. Además del atractivo turístico y paisajístico que despiertan las zonas costeras, el magnífico patrimonio histórico-artístico de algunas localidades como Santander, Santillana del Mar o Comillas y el infinito valor de las distintas cuevas prehistóricas, el interior de la región nos ofrece la posibilidad de descubrir espléndidos valles fluviales que esconden numerosas aldeas donde se han sabido conservar las más antiguas tradiciones cántabras y donde el viajero encontrará una gran riqueza cultural, etnográfica y arquitectónica.
La ruta que proponemos ahora, algo más breve pero no menos interesante que las demás, nos permitirán conocer el territorio pasiego, una zona de cuyas gentes se dice que son las que más al margen viven de toda la comunidad. En su lento descenso hacia el mar Cantábrico, los ríos Pas, Pisueña y Miera dibujan, al abrigo de las montañas orientales de Cantabria, una extensa zona verde repleta de ricos pastos, por lo que no es de extrañar que todavía sean el pastoreo y la ganadería las principales actividades de estas tierras. Tierras donde aún perviven la mudanza (traslado de numerosos objetos y útiles de la cabaña de los pastos bajos a la de los altos), el palancu (vara que se utiliza parq cruzar los arroyos), el cuébano (cesto para llevar a los bebés) o el fiu (un préstamo monetario entre particulares que no necesita la firma de ninún papel).

Una villa medieval, rodeada de cuevas.

Iniciamos nuestro recorrido en Puente Viesgo, muy cerca de Torrelavega y a tan solo 28 km. de Santander. El pueblo, regado por el Pas, debe su fama a las cuevas prehistóricas halladas a los pies del Monte Castillo, a su coto para la pesca del salmón, considerado por muchos como el mejor de España, y a su antiguo balneario.

En 1903, Herminio Alcalde del Río descubrió la cueva del Castillo. Luego se hallaron otras cavernas que contenían pinturas rupestres: La Pasiega, Las Monedas y Las Chimeneas. Aunque es probable que estas pinturas rupestres no superen en calidad artística a las de Altamira, estas cuevas pueden considerarse el repertorio de arte prehistórico más importante de la región. La cuva del Castillo ofrece numerosas representaciones polícromas de animales entre las que destacan las excepcionales figuras de un bisonte, dibujado en la llamada roca-tótem, y un elefante, así como signos simbólicos. Las Monedas destaca por los dibujos de renos. Por su parte, las pinturas de las Chimeneas, con trazo negro, se agrupan en una pequña galería, mientras que en las intrincadas galerías de La Pasiega aparece un amplio muestrario faunístico.

Un hermoso puente que salva el Pas permite acceder al conjunto formado por el Gran Hotel Puente Viesgo y el Balneario, cuyas aguas