CIUDAD RODRIGO: SITIO NAPOLEÓNICO

CIUDAD RODRIGO: Sitio Napoleónico (Sitios Napoleónicos de España y Portugal).

CIUDAD RODRIGO.
Ciudad Rodrigo, fortaleza enclavada en el camino que lleva a tierras lusas atravesando la provincia de Salamanca, sufrió dos asedios durante la guerra de la Independencia. El primero en 1810, a cargo de un ejército francés enviado por Napoleón para invadir Portugal. El segudno en 1812, cuando la fuerza aliada al mando de Lord Wellington decidió contraatacar y marchar hacia el interior de España.
Para el viajero de nuestro tiempo, la antigua fortificación abaluartada de Ciudad Rodrigo se ha convertido en un lugar fascinante en el que revivir la épica historia de la Europa Napoleónica.

CIUDAD RODRIGO Y HERRASTI.
El general Andrés Pérez de Herrasti era el gobernador de la plaza cuando las tropas de Napoleón se presentaron ante las murallas de Ciudad Rodrigo a principios de 1810. El 10 de julio de ese mismo año, la fortaleza capitulaba tras sufrir un terrible asedio y presentar una heroica resistencia. El sacrificio de las tropas españolas no fue en vano; los imperiales perdieron un tiempo precioso en las labores de asedio, lo que permitió a Wellington y a su ejército -compuesto de británicos y portugueses- culminar su estrategia de defensa de Portugal y rechazar una invasión que, de haberse llevado a cabo con éxito, habría convertido a la Península Ibérica en un nuevo trofeo para Napoleón. Ciudad Rodrigo entraba, tras estos acontecimientos, a formar parte de la epopeya napoleónica.

CIUDAD RODRIGO Y LOS MARISCALES.
Dos de las mayores glorias del Imperio de Napoleón, los mariscales Masséna y Ney, tuvieron que enfrentarse a grandes dificultades antes de poder, por fin, forzar la capitulación de Ciudad Rodrigo en el año 1810. Nacie esperaba que una pequeña ciudad fronteriza en el confín de Europa fuera capaz de plantar cara a los soldados que habían puesto de rodillas a Austria, Rusia y Prusia. No obstante, la victoria francesa hizo que el nombre "Ciudad Rodrigo" quedara grabado para siempre sobre el Arco de Triunfo de París, en el centro del mundo napoleónico que todavía nos fascina y nos recuerda el tiempo en el que el estruendoso fuego de los cañones, las imponentes cargas de caballería y el disciplinado avance en líneas y en columnas de la infantería dirimieron el destino de Europa.