PASEOS POR EL TOLEDO DE CARLOS V

La Ciudad Imperial
"Ya se acerca, señor, o es ya llegada
la edad gloriosa en que promete el cielo
una grey y un pastor solo en el suelo,
por suerte a nuestros tiempos reservada.
Ya al alto principio en tal jornada
os muestra el fin de nuestro santo celo
y anuncia al mundo para mas consuelo
un monarca, un Imperio y una espada"
Hernando de Acuña (1520-1580)
En sus estancias en España, Carlos V visitaba frecuentemente Toledo, hasta el punto de que estuvo en ella diecinueve veces desde 1525 hasta 1542. Fue además sede de su Corte durante la mayor parte de las ausencias del monarca. Sin embargo, la ciudad no respondía en modo alguno al imaginario de Ciudad Imperial que demandaba el Emperador de los Romanos y Príncipe de la Cristiandad, de calles rectilíneas y amplias plazas delimitadas por arcos de triunfo y edificios clasicistas. Por el contrario, la estructura urbana de Toledo recordaba demasiado la época medieval y su pasado musulmán que, en cierto modo, la asimilaba al enemigo islámico. Los tiempos habían cambiado y el nuevo emperador, asesorado por Gattinara, necesitaba ciudades que representaran los ideales humanistas, construidas con una arquitectura romana que uniera con un mismo lenguaje arquitectónico el Imperio Renaciente al Imperio Romano, del que Carlos V se sentía su directo sucesor. Para adecuar la ciuad a la imagen que se requería de ella, se intentaron varios caminos, entre ellos el ideológico, creando un fabuloso origen que enlazaba on un remoto pasado grecorromano; y el estético a través de una profunda remodelación urbanística y arquitectónica que acercaba la ciudad a los cánones renacentistas.
Los historiadores y cronistas idearon una mitología urbana que hablaba de su fundación por el héroe griego Hércules, enlazándose de se modo la ciudad con la divisa de las columnas de Hércules y el emblema Plus Ultra, que para Carlos V ideó el médico humanista Lodovico Marliano, estableciéndose una conexión alegórica entre el joven emperador y Hércules, destinado, como él, a las más altas e impensadas empresas. Toledo fue ensalzada como una segunda Roma, o Roma hispana, con varias colinas igual que la italiana, sede de un dilatado Imperio personificado por Carlos, a quien se comparaba con el César. Era además Sede Primada sobre todas las sedes episcopales hispanas, lo que le confería el carácter de centro del imperio cristiano asumido por Carlos V.
La ciudad